Fenomenología del Crimen

Fenomenología del Crimen

FILOSOFÍA

Resulta indudable razonar que acerca de la filosofía se ha dicho mucho, durante la historia

FENOMENOLOGÍA DEL CRIMEN

                                Resulta indudable razonar que acerca de la filosofía se ha dicho mucho, durante la historia, pero ha sido común a ello la crítica que desestima a la filosofía, crítica que asegura que la filosofía se centra en elucubraciones metafísicas, completamente ajenas a las realidades sociales; de hecho en mi práctica docente me he topado con un sinfín de oposiciones por parte de gente dogmática y simplista que sienten a la actividad filosófica un vano intento de tener un quehacer para quien nada tiene que hacer, la  banalidad de perder el tiempo en meditaciones sin sentido y sin fin, esto no es sin duda una objeción moderna ni única, es obvio, que durante el paso del tiempo esta ha sido la principal diatriba a la práctica filosófica.  Es por ello que de un tiempo al día de hoy muchas personas quienes amamos la filosofía hemos querido desde nuestra trinchera impulsar a esta disciplina en lo concreto, no más consideraciones estériles o vacías sino una filosofía de la realidad o por decirlo coloquialmente sacar a la filosofía a la calle.

Acercar a la filosofía a los problemas sociales, convertirla en herramienta de inquisición racional  que pueda resolver o adosar  nuevos planteamientos de solución a problemas comunes que afectan y dañan al individuo en su actividad social; constituyendo un compromiso con lo concreto, esclareciendo en el fondo la realidad propia de la actividad, personal y  profesional, acercar la filosofía dogmática propia de escuelas y universidades a la dolorosa realidad y complejidad de los esquemas cuestionantes de las verdades conocidas. Conservar como parámetro de estudio a la metafísica escolástica lo mismo que el estudio de la equidad entre la belleza y la bondad divina, la existencia o no del alma y su etapa posterior a la muerte. Ahora el proyecto  personal será identificar en la realidad cotidiana la posibilidad de aplicar métodos lógicos filosóficos que nos acerquen al valor de la verdad pero no como absoluto e intocable dogmatismo sino como una posibilidad de solución a los problemas reales que aquejan al hombre como entidad guardiana del ser.

Es aquí donde la fenomenología toma relevancia como innovadora del racionalismo que da vida a la lógica pura como lo señala Husserl en su obra investigaciones lógicas que intitula en el primer capítulo “Idea de una lógica pura”,  donde se identifica el planteamiento del autor de llegar a un método de investigación filosófico que se adentre al campo del entendimiento profundo de las cosas más allá del psicologismo como proceso de desarrollo en la mente del individuo. Psicologismo que se basa en un positivismo de hechos que tratan de explicar racionalmente los fenómenos patológicos de la mente, formando desde hace más de 100 años la rama de estudio del crimen: la psicología criminal, que toma como objeto de análisis al individuo del acto criminoso que atenta contra la dignidad y la vida humana, pero alejado de los primeros principios del actuar criminal humano, para Husserl como fundador de la fenomenología trascendental con el que trata de renovar a la filosofía dándole un entorno de ciencia estricta y formal que sin duda alguna tiene los elementos necesarios para, desde mi punto de vista, adentrarnos al estudio del llamado flagelo de la humanidad “EL CRIMEN” .

El crimen ha sido llamado el flagelo de la humanidad durante diferentes etapas históricas del desarrollo social, se identifica con lo malo, la maldad, lo corrupto y el desorden, contrario al bien, representa las afecciones del mundo, el sufrimiento y lo negativo del ser humano. Se le define como todo aquel acto acción o actividad que agrede a la humanidad a través de las personas individuales en contravención de la ley, se le asocia con aquellos actos graves que se cometen contra otro humano como matar, violar, secuestrar o lesionar con gran maldad que provoca consecuencias graves a quien lo sufre. Su identificación y posterior legislación ha pretendido alejarlo de las sociedades civilizadas y racionales, criticándolo, desacreditándolo socialmente para convertirlo en algo que debe permanecer ajeno al ser humano, pero todos los intentos han sido en vano, penas corporales y cárceles durante la historia no han sido suficientes por más crueles e inhumanas que hayan sido estas, no han logrado abatir, erradicar o al menos disminuir la incidencia criminal en la colectividad, aun las sociedades más ilustradas han sufrido en forma grave este problema. Es entonces momento de preguntarse si estos esfuerzos han sido los suficientes o los mas adecuados para entender y combatir este fenómeno social, la respuesta indudablemente está en que en tanto no entendamos al crimen como un fenómeno más allá de los procesos psicologístas de la mente con características particulares, que aún no han sido identificadas y por ende hacen imposible su entendimiento y aún más  su combate adecuado.

Por lo cual para entrar al estudio fenomenológico del crimen es menester adecuar el pensamiento a un contexto común al que nos han acercado la criminología y la psicología criminal, donde los parámetros son tan rígidos y tajantes que no permiten las variantes en las posibilidades de propuestas de solución a este flagelo, tan es así que imaginamos al criminal como un mounstro adosado con cola y cuernos, un carnicero, nada más alejado a la realidad, el criminal es tan humano y común que se puede confundir en cualquier sociedad y aparece brutalmente violento en el esquema social cuando menos se espera. Al colaborar con la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal en el área de atención a detenidos era yo la primera persona que tenía contacto a través de una entrevista directa con el detenido para obtener la información que proporcionaba el inculpado, en mi pensamiento al acercarme al área de detenidos, a las celdas de seguridad siempre aparecía la imagen hollywoodense del asesino serial deforme, gigantesco, brutal, desafiante, o como un loco culto, genio, hábil y astuto a la manera de Hannibal Lecter, nada más irreal que esto el asesino, violador, o secuestrador rompía con todos estos parámetros de inmediato, su imagen física era tan común, tan humana y sencilla que me llevaba a pensar en que los parámetros planteados hasta hoy eran ajenos a la realidad fáctica del crimen, lo que me llevó a pensar en acercar a la filosofía a este fenómeno brutal y en particular a la fenomenología como el primer paso para abordar tan particular tema.

Para ejemplo, de lo anterior sirva citar el caso del multi-homicida Luis Alfredo Garavito de nacionalidad colombiana acusado y condenado por 182 violaciones y homicidio de igual número de víctimas infantiles, apodado la bestia, se considera el más grande asesino en serie1 de infantes de la historia, este hombre hasta el día de hoy ha confesado 180 homicidios. Cómo entender este comportamiento brutal en un ser humano que a la vista no estaba “dotado de una capacidad especial para el mal” es una pregunta aun sin respuesta, es por esto que el primer paso a la identificación del crimen como crimen y no como otra cosa, sea el método planteado por Edmund Gustav Husserl, denominado método fenomenológico, desprendiendo de todo evento de la mente los identificación del crimen como crimen y no como otra cosa, sea el método planteado por Edmund Gustav Husserl, denominado método fenomenológico,

1  También conocidos como asesinos múltiples y que la criminología ha considerado que se le denomina así por asesinar a tres o más personas en un lapso de treinta días con periodos intermedios de enfriamiento, distintos a los asesinos en masa o asesinos relámpago. El término serial killer fue acuñado por el Agente especial del FBI, Robert Ressier, en la década de los setentas, aunque se encontró otro termino similar utilizado en Alemania en 1930 y se comenzó a utilizar popularmente cuando se identificaron los asesinatos de Ted Bundy y el hijo de Sam.

desprendiendo de todo evento de la mente los elementos accidentales que constituyan una revisión psicológica más que fenomenológica.

“Discurriendo más sobre la complejidad humana se debe estar alerta a la banalidad del mal en el individuo para evitar que ocurra”2. Hannah Arendt abrió claramente la posibilidad del análisis del crimen a través de la fenomenología al sentenciar que el mal es un fenómeno de la mente difícil de entender pero que debe ser estudiado desde la filosofía como centro de estudio2. En este ensayo se pretende identificar la vía del quehacer fenomenológico para entrar al estudio del crimen como resultado del mal. Han sido ya muchos filósofos quienes han atendido al mal desde la antigüedad como algo intrínseco en la naturaleza humana pero pocos o ninguno han analizado al crimen como reflejo tangible del mal como efecto casuístico. Hoy en día Paul Ricoeur, Safranski o Mauricio Beuchot han hecho ya estudios fenomenológicos del mal o del derecho al igual que Adolf Reinach, sin embargo no han pisado los terrenos del crimen.

Cuando el Maestro Edmund Husserl impartió lecciones de fenomenología en Alemania en particular en la Universidad de Gotinga, acercó o propuso acercar a la fenomenología como una ciencia al señalar: “la fenomenología es un nexo de disciplinas científicas… un método y una actitud intelectual”3. Considerando en su opinión, que el fenomenólogo se debe interesar por los fenómenos del conocimiento y comparar para aclarar y esclarecer sin deducir partiendo de la descripción de las entidades presentes en la intuición intelectual captando la esencia pura de dichas entidades

 

2 La expresión banalidad del mal fue acuñada por la Filósofa Alemana Hanna Arendt en su libro Adolf Eichmann en Jerusalem, cuyo subtítulo es “Un informe sobre la banalidad del mal”.

3 HUSSERL, Edmund.  La idea de la Fenomenología. Madrid. Fondo de Cultura Económica. 1982. P 25

trascendente a la misma conciencia.

Acercándonos al ámbito del crimen el profesor César Herreros quien ya ha trabajado en la fenomenología criminal la ha ajustado para convertirla en una parte de la Criminología que tiene como función ofrecer sistematizadamente el conocimiento sobre actividades criminales, sobre sus modos o formas de ejecución por parte de los activos del delito, así como ofrecer una descripción del perfil criminológico de éstos derivado de la deducción de los elementos precedentes, proporcionando a la vez en lo posible oportuna referencia de las víctimas4.

De tal modo que atendiendo los elementos centrales de la Criminología es el objeto a la que Husserl denomina Noema en atención a la Noesis y que en su conjunto, más allá de los conceptos teóricos, podría representar el estudio de la etiología criminal como causa del crimen a través de la fenomenología buscando el origen de las distintas modalidades delictivas que han ido surgiendo, tanto de la criminalidad convencional o tradicional a la no convencional. Tomando en cuenta que el Crimen  es un fenómeno que existe desde la más remota antigüedad. Hoy en día podríamos analizar las variantes que contextualizan el fenómeno social como puede ser el asesino serial, acogiéndonos a la fenomenología para llegar incluso al análisis del ciber-crimen que ha surgido podrán ir de la fenomenología descriptiva a la trascendental y hasta la fenomenología constitutiva.

4 HERRERO, César. Fenomenología Criminal y Criminología comparada. Madrid. Ed. Dykinsonf. 2011 P. 27

El crimen ha sido visto en la historia como el daño, la afectación que se padece mediante una lesión a los bienes de las personas como su vida, su integridad, sus bienes, su libertad o su dignidad, sin que para esto haya una causa que justifique la agresión causada, quebrantando así una norma o una ley. El Crimen rompe los esquemas de la convivencia sana, ordenada y respetuosa con el otro, transgrede los derechos del individuo, surgidos con él mismo, lo que constituye el derecho natural y que se aleja del positivismo cuando no se requiere la justificación legal para que un acto violento, criminal incida en el derecho natural del otro; por ejemplo, cuando el ilícito de Privar a otro de su libertad no debe ser tomado en cuenta si existe una justificación para tal privación aún y cuando una ley dispusiera posibilidades para ello. Podría ser el caso cuando un padre prohíbe a su hija salir por un tiempo determinado de su domicilio con objeto de evitar que tenga contacto con otra persona,  no podría justificarse el actuar paterno por el hecho de poner por encima del derecho a la libertad intereses que agredan una condición superior natural en el ser humano que es la libertad, derecho que es reconocido y protegido por la las Leyes nacionales y los tratados internacionales, pero aún y cuando no existieran éstos se debe entender el derecho a la libertad como algo natural en el hombre por lo que cualquier privación a ésta viniese de donde viniese no se justificaría.

Pero esto solo nos remitiría a una acción criminal sin identificar la naturaleza del crimen como crimen, porque entonces habría que ir más a fondo en al actuar criminal para identificarlo como una transgresión a los derechos de sana convivencia en una sociedad dada, el respeto al derecho del otro y principalmente a su integridad, porque el crimen como una variante del delito transgrede a los bienes más preciados en el hombre, la vida, la libertad o la dignidad personal, esta agresión constituye una deformación del pensamiento moral que se relaciona con la racionalidad denigrando la convivencia sana entre individuos cuyo fin común es el establecimiento de normas de conducta basadas en principios de respeto y solidaridad natural humana.

Es innegable que el ser humano, como lo señaló Aristóteles es un ser social, requiere de la comunidad para vivir, no puede desarrollarse en la individualidad o en el total aislamiento.  Sin embargo, existe en él, en forma latente, la posibilidad del mal natural que se regula o trata de regularse a través de esquemas de control de la conducta como son: la moral y la ética, la religión, los medios de comunicación pero principalmente el derecho; que visto como objeto de estudio pretende acotar el comportamiento natural humano mediante reglas que sujeten su actuar al orden común. Safranski5 ha señalado que el mal según el génesis bíblico es original, es la intención del hombre de equipararse a Dios que se provoca al respetar su libertad y que a su vez lo lleva a desafiar los designios divinos, tal concepción se aprecia en Génesis 6:5 en donde se acentúa la maldad natural humana, dos traducciones que a continuación ilustran esta afirmación:

 

Génesis 6:5 Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal. (Traducción Biblia de la Américas).

5 SAFRANSKI, Rüdiger. El mal o el drama de la libertad. Paidós. 2010. Barcelona, España. P. 12 y 14

Génesis 6:5 Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra  y que todo designio del pensamiento del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. (Traducción Biblia  Reina Valera 1990)

Esta concepción de la maldad natural en el ser humano es sin duda evidente. La Ley y el derecho en su conjunto desafían la naturaleza humana, pretenden ir mediante la racionalidad adecuando el actuar natural violento y agresivo del ser humano. Contrarrestar el actuar intrínseco en el individuo es el objetivo de la Ley, considerando criminales acciones o conductas que afecten la dignidad de otros sin legítimo derecho o aún con el consentimiento de quien lo recibe, el crimen debe ser entendido como el acto natural resultado del egoísmo y la maldad reflejada en el ser humano, que transgrede lo racional, a lo que se ha denominado lo correcto y lo legal. Tal ha sido la imposibilidad de controlar la verdadera naturaleza del ser humano que a través de la misma racionalidad ha debido crear castigos para sí al no poder controlar al homini natura ha tenido que aprender a convivir con el dolor, con la tragedia, con el rencor, con la brutalidad para convertirla en un elemento social   que no podemos desprender y que resulta utópico poder erradicar de la faz de la tierra.

Thomas Hobbes resumió en una frase del Leviatán el hecho de que no se puede controlar a la bestia humana sino sometiéndola a través de la fuerza, sentenciando que en cuanto pueda desafiar los requisitos sociales volverá a su naturaleza primera, agrediendo y lesionando al propio hombre como objeto de su actividad natural a la que hemos denominado acción criminal, lo que nos lleva a pensar que no podrá existir una sociedad sin crimen porque el crimen existe naturalmente en el hombre y es la sociedad la que a través de la Ley la condena. La libertad de la que habla Safranski es la misma libertad que hoy se otorga mediante la racionalidad humana pero desafía y contradice lo natural en el ser que es la maldad.

Bibliografía

  • ARENDT, Hanna. Eichmann en Jerusalem, De bolsillo. 2006. pp. 109-110
  • HUSSERL, Edmund. La idea de la Fenomenología. Madrid. Fondo de Cultura Económica. 1982. P 57
  • SAFRANSKI, Rüdiger. El mal o el drama de la libertad. Paidós. 2010. Barcelona, España. P. 286
  • catolicos.com

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